Joaquín Sorolla (1863-1923) dedicó mucho espacio a pintar la impresión que causa a nuestra mirada el movimiento y el color del mar como un espacio en continuo movimiento lleno de matices y reflejos de color. Eso puede verse en la gradación de su paleta y en los trazos que siguen ese movimiento y que usa para terminar dibujando un paisaje mediante la presencia y los cambios de color y trazo. En el siguiente cuadro representa el Atlántico en el norte de España, donde este pintor mediterráneo veraneaba.
El tema del paisaje marino es además uno de los temas musicales que Claude Debussy también trata con éxito, usando una melodía de frases musicales que se suceden unas a otras, se superponen y describen sonoramente esas olas del mar.
En poesía, Paul Valèry (1871-1945) publica su Cementerio marino (1920) en francés, dedicado en gran parte al mar, y en España, Juan Ramón Jiménez (1881-1958) prepara durante un viaje a Nueva York en barco, su Diario de un poeta recién casado (1917), dedicado por entero al motivo marino de cruzar el Atlántico. En el poema titulado «Soledad», dice:
En ti estás todo, mar, y sin embargo,
¡qué sin ti estás, qué solo,
qué lejos, siempre, de ti mismo!
Abierto en mil heridas, cada instante,
cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos,
y vienen, van y vienen,
besándose, apartándose,
en un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
Eres tú, y no lo sabes,
tu corazón te late y no lo siente…
¡Qué plenitud de soledad, mar sólo!
Puedo sentir en el poema el ritmo marino de la pintura de Sorolla y de la pieza musical de Debussy, ¿cómo lo ves?
En mi opinión la pintura de Sorolla, a pesar de ser una imagen estática, tiene la fuerza suficiente como para emocionarnos. Sus colores, como también los trazos que siguen las olas y las nubes crean la ilusión de movimiento que le da vida a la pintura. Lo que representa la imagen es un movimiento, ya que el mar representa un viaje, una odisea o un descubrimiento. Cuando se piensa en el mar, se piensa no sólo en su aroma pero también en el atardecer, el reflejo de la luna, en las olas y el sonido repetitivo que causa cada una al chocar con las rocas, como dice el poema “… tus olas van… y vienen, van y vienen”. El mar es algo inmenso con gran intensidad y fuerza excepcional, algo que se escucha en la pieza musical de Debussy. Los altos y bajos en la melodía van acorde con el movimiento del mar.